Luego de las jornadas de toma de tierras en el norte argentino y la brutal represión desatada por la policía jujeña y miembros de la seguridad privada del Ingenio Ledesma, cabe hacer un repaso a los principales elementos de las políticas habitacionales y territoriales en el país.
¿Qué se puede decir de las políticas habitacionales en Argentina?
Nosotros hemos tenido el inconveniente con el Indoamericano y la respuesta ha sido la redefinición de la orgánica de seguridad, pero el área de vivienda si uno mira a nivel nacional siempre ha sido un área rebajada. La vivienda ha sido pensada desde la ganancia y no desde las necesidades de la gente y mucho menos desde la valorización de las capacidades organizativas.
También hay que recordar que en nuestro país sigue vigente la Ley Federal de Vivienda del menemismo, por lo cual la cantidad de viviendas producidas no se acerca ni remotamente al déficit, además de ser una solución empresarial que no atiende las cuestiones estructurales. En la Argentina no hay política de creación de suelo accesible y no hay un aprovechamiento de las capacidades ciertas de organización, de desarrollo de lo que tiene que ver con la producción autogestionaria.
También está la tierra que descansa sobre algún grupo empresario, como sucede en Jujuy con el grupo de los Blaquier, en el Ingenio Ledesma. ¿Cómo ven este tema ustedes?
Efectivamente parte de la política de liberalización del suelo es conservar lo que no es negocio inmediato, como tierra de engorde. El MOI-CTA viene desarrollando cooperativas en el sur del país y vemos que en esas provincias se repite la existencia de grandes hectáreas despobladas y ociosas ’a la esperara de’. En realidad una política de intervención del suelo es poner en juego el patrimonio estatal -hay mucho suelo en manos del Estado- y por otro lado ir tomando progresivamente definiciones. Por ejemplo, otra herramienta tiene que ver con la política impositiva hacia los inmuebles ociosos, sean en el suelo urbano o sea en el suelo de uso rural. Esa es otra cuestión con la que se tiene una tolerancia infinita.
En la Ciudad de Buenos Aires tenemos el Instituto de la Vivienda y a su vez hace unos años fue sancionada la Ley 341¿Cómo viene ese tema?
La ley 341 tiene cerca de una decena de cooperativas en obra. Hay que decir que a lo largo de la década del 2000 lo que sostuvo viva a la Ley -con los niveles incipientes y los niveles muy bajos a la capacidad de ejecución- es la movilización, la organización y la capacidad propositiva de las organizaciones sociales y cooperativas.
Efectivamente este gobierno ya heredó el programa cerrado, hay que decir que Telerman lo cerró en el año 2007 porque tampoco compartía el desarrollo de sostener la capacidad de producción autogestionaria genuina de las organizaciones y la vivienda como bien de uso.
La Ley 341 no está muerta, actualmente se está produciendo en barrios como Barracas o San Telmo el metro cuadrado construido de óptima calidad a 600 dólares. Si ustedes se preguntan cuánto sale el mismo tipo de producto en el mercado, les tengo que decir 2500.
Esta legislación se sostiene con realidades que no pueden ser ignoradas en el marco de una sociedad democrática. Pero lo cierto es que el programa necesitaría un gran envión, la adecuación de la reglamentación, la profundización del marco normativo autogestionario, que el MOI junto a la CTA quiere impulsar en la Legislatura porteña.
¿Qué se viene en política de vivienda en la Ciudad de Buenos Aires?
Yo pienso que lo que se viene es un agravamiento de la situación actual, porque no van a revertir definiciones estructurales. Ciertas medidas cosméticas que son preocupantes, por ejemplo, al día siguiente de las elecciones el Jefe de Gobierno, Mauricio Macri, se presentó en Villa 19, barrio Inta, a entregar unos títulos de regularización de la propiedad provisorios y en realidad el problema de fondo no es dar un papelito que supuestamente aliente, el problema de fondo es tener una intervención integral que este gobierno no ha tenido voluntad, en término de la definición de infraestructura, de reconocimiento de los mercados que funcionan, de un acompañamiento más integral, de una serie de cuestiones que hasta ahora se resuelven más bien en el marco del asistencialismo, de la contención, la especulación, pero no del problema de fondo, no de la integración.
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